Durante el proceso de elaboración de nuestros zapatos se llevan a cabo más de 100 operaciones diferentes.
El primer paso y el más importante es la creación de la horma, una réplica del pie humano tallada a mano en madera o modelada en plástico. Por sí sola determina el contorno del arqueo y como se distribuirá el peso de la persona que calce el zapato sobre el pie, ambos factores cruciales para la comodidad.
Se necesita una horma distinta para cada estilo de zapato, para cada producto fabricado a mano. La fabricación de la horma requiere gran pericia y ojo experto. Tras efectuar unas 35 mediciones a partir de una huella que muestra la distribución del peso corporal, el artesano observa la simetría de los dedos, calibra las dimensiones del empeine y le eminencia metatarsiana del pie , para calcular finalmente la altura del dedo gordo y el contorno del empeine. Asimismo determina como se moverá el pie dentro del zapato.
El desafío para el maestro consiste dirigir todas las medidas sin comprometer toda la belleza arquitectónica del diseño del zapato. Para un zapato de tacón, visualiza la altura del tacón y luego determina proporcionalmente el tamaño de la garganta. A continuación establece la altura adecuada para la caña del zapato: si es demasiado alta, rozará los tendones, si es demasiado baja el zapato no sujetará el pie correctamente. Pero la parte fundamental para que el zapato se ajuste a la perfección es la medida de la curva del arqueo, el área que incluye la eminencia y el empeine del pie, ya que es aquí donde recae todo el peso del cuerpo cuando el zapato se encuentra en movimiento. Después, utilizando la horma como guía, el artesano que elabora la plantilla corta la parte superior y el forro, bisela los bordes para garantizar un buen ajuste y cose todas las piezas. Acto seguido, realiza la puntera, añade el contrafuerte ( un refuerzo para l parte posterior) y remoja la piel de modo que se adapte con facilidad a las líneas de la horma. Un maestro artesano coloca con cuidado la parte superior sobre la horma, tensándola antes de clavarla fuertemente en su sitio. La parte superior se coloca durante dos semanas en la horma antes de ensamblar la base. Finalmente, los artesanos ribetean la vira, pulen el tacón, lustran la suela y colocan el forro de la base. Cuando se le aplique la cera para darle el brillo y se le den los últimos toques, el zapato ya estará listo para emprender la marcha.